El juego transcurre a lo largo de tres años divididos en estaciones. Cada jugador controla especies nativas o exóticas, con cartas, semillas y plantas (hierbas, arbustos y árboles). En cada turno, se roban cartas y las plantas producen semillas que colocan en el tablero, variando según la estación.
Durante su turno, los jugadores pueden germinar plantas acumulando semillas, jugar cartas para dispersarlas, afectar a otros jugadores o aprovechar eventos naturales y humanos. Las cartas se pagan con semillas.
El objetivo es germinar plantas en las zonas de puntuación para acumular puntos. Al finalizar los tres años, se suman los puntos según las plantas germinadas y su ubicación. Gana el jugador o equipo con mayor puntuación.